viernes, 6 de marzo de 2015

La encuesta EDADES: no es oro todo lo que reluce

Llevaba tiempo sin publicar por falta de tiempo. Pero, como me suele pasar a menudo, hay temas que no quiero dejar pasar y la presentación de la Encuesta EDADES 2013-2014 de esta semana es una de ellas.



Normalmente, las dos Encuestas del Plan Nacional sobre Drogas suelen atraer bastante atención mediática pero poca crítica. Y, este año, aunque la tónica general es la misma, me alegra comprobar que otros compañeros han decidido también ofrecer una mirada crítica a la Encuesta y es por ello que no puedo dejar de recomendar la publicación de Jose Carlos Bouso en la web de ICEERS.

En lo que a mi respecta, y para no repetir lo ya expuesto por Jose Carlos, con quien coincido en gran parte de su crítica, me limitaré a apuntar algunos elementos que, a mi juicio, son relevantes para interpretar la encuesta pero también subrayaré algunos de los ya expuestos por él.

Como no puede ser de otra manera, la primera objeción a la encuesta está en el formato escogido para presentar sus resultados. Como ya publiqué en redes sociales, una encuesta que fue adjudicada por un importe de 488.235 euros merece como producto algo más que una nota de prensa y un powerpoint. Y ello es porque, como profesionales, una adecuada valoración de la misma es difícil a partir de tan somera presentación de datos. Pero esto no es exclusivo de esta encuesta: las anteriores siguieron la misma tónica y, para poder tener más información, debe esperarse a la publicación del Informe del Observatorio Español sobre Drogas (OED) que presenta conjuntamente los resultados de la Encuesta Domiciliaria (EDADES) y la Encuesta en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES).

Por todo ello también se me hace difícil valorar el titular escogido para la nota de prensa: "El consumo de cocaína y otras drogas ilegales, en mínimos históricos en la población española". Ciertamente, los datos siguen mostrando el descenso en el consumo de cocaína que viene observándose en los últimos años pero que se encuentran lejos de encontrarse en mínimos históricos si se miran los datos aportados: la prevalencia alguna vez en la vida pasa del 8,8% de 2011 al 10,2% en 2013 (el mínimo histórico se produjo en 1999 con un 3,1%), la prevalencia de consumo en los últimos 12 meses pasa del 2,2% de 2011 al 2,1% en 2013 (el mínimo histórico se produjo en 1997-1999 con un 1,6%, respectivamente) y la prevalencia de consumo en los últimos 30 días pasa del 1,1% de 2011 al 1,0% en 2013 (el mínimo histórico se produjo de nuevo en 1997-1999 con un 0,9%, respectivamente). Sea como fuere, dos cosas están claras: ni estamos en mínimos históricos ni los descensos parecen tales cuando son sólo del 0,1%. Por tanto, y dándole la razón a David Pere Martínez, quizá sería mejor hablar de una estabilización del consumo de cocaína antes que de una disminución.

Pero quizá el titular debiera haber sido otro porque la encuesta sí parece poner de relieve algunos elementos de preocupación. Así, con respecto a 2011:
  • El consumo de alcohol en el último año sube 1,7 puntos: de 76,6% a 78,3%.
  • El consumo de alcohol en los últimos 30 días sube 2,1 puntos: de 62,3% a 64,4%.
  • El consumo de alcohol a diario baja 0,4 puntos: de 10,2% a 9,8%.
  • El consumo de hipnosedantes en el último año sube 0,8 puntos: de 11,4% a 12,2%.
  • El consumo de hipnosedantes en los últimos 30 días sube 0,6 puntos: de 8,3% a 8,9%.
  • El consumo de hipnosedantes a diario sube 2,2 puntos: de 4,6% a 6,8%.

Sin embargo, para este año se ha decidido colocar el foco en el consumo de cannabis. Quizá lleven mal la "desobediencia" de algunas Comunidades Autónomas y no deben parecerles suficientes la nueva Ley de Tráfico o la futura de Seguridad Ciudadana que claramente castigan a los consumidores de cannabis sólo por serlo y no por ser una amenaza a a la Seguridad Vial o a la Ciudadana. Así, en esta ocasión, optan por centrarse en los menores, argumento fácil y clásico para dotar de dramatismo a las cifras, con una de las novedades presentadas en esta Encuesta: los datos de incidencia anual, es decir, el número de nuevos casos de consumo ocurridos en ese año.

Aunque el dato puede ser interesante, creo necesario hacer dos consideraciones al respecto. En primer lugar, me llama mucho la atención que ofrezcan cifras absolutas cuando, estadísticamente, es incorrecto. La Encuesta selecciona una muestra que se piensa representativa de la población y obtiene en ella un conjunto de indicadores. Si la selección de la muestra se realiza de forma correcta, los resultados encontrados se pueden generalizar al conjunto de la población. En realidad, se trata de realizar una estimación de lo que ocurre en la población a partir de lo observado en una muestra representativa de la misma. Pero toda estimación nunca es exacta sino que siempre existe un margen de error que impide ofrecer datos tan exactos como los presentados en la Encuesta. En su lugar, hubiera sido más exacto decir que en la población se estima que entre un X% y un Y% de la misma comenzaron a consumir tal o cual sustancia. No me cabe duda de que ofrecer cifras absolutas tiene un mayor impacto en la opinión pública que los porcentajes, que pueden ser algo más difíciles de interpretar.

Pero, por otra parte, existe otro elemento que, si no se considera, se puede generar una imagen no exacta de los resultados de la Encuesta. A esta imagen no exacta contribuye la frase "La mayor tasa de personas que empiezan a consumir cannabis se da en menores de edad" (61.085 menores en el año previo a la encuesta). Este dato, que puede parecer muy llamativo, pierde importancia en el momento en que (1) no es posible comparar con lo acontecido en años anteriores (no sabemos si es más o menos que antes) y (2) es un resultado esperable puesto que, si la edad de inicio se encuentra en los 18,6 años (un 0,1% menos que en 2011), es porque una parte importante de esos inicios se han producido entre personas menores de edad. Es de pura lógica.

Y, para ir terminando, dos apuntes finales. Muchos de los datos aportados se aplican a un intervalo muy amplio de edades (de 15 a 64 años). Sabemos que los consumos de drogas son diferenciales en función de la edad, por lo que es necesario tener la descomposición de las prevalencias por edades para ver su evolución. Pero, me temo, habrá que esperar a tener el informe. Cosa que, probablemente, no pase hasta dentro de varios meses cuando ya nos hayamos olvidado del tema y no sea pertinente hacer una valoración de la Encuesta.

Y, para terminar ya, quiero dedicar unas líneas a comentar el apoyo de la población a las "acciones contra las drogas" que se desprende de lo obtenido en la Encuesta. Personalmente, no las llamaría "contra las drogas" pero, bueno, eso daría para otro post. En concreto, pienso que ya es hora de cambiar alguna de las opciones o respuestas que se plantean en la Encuesta para acercarlas a la realidad. Este año se destaca que la legalización del cannabis y de todas las drogas es una de las medidas "menos populares" entre la población. Ya sabemos que el término "legalización" puede significar muchas cosas pero se ha institido mucho en que signifique una absoluta liberalización del cannabis (que se podrá comprar en cualquier sitio y por cualquier persona, etc., etc.). Sin embargo, las propuestas de cambio que se están planteando en la actualidad no van por ahí sino que dichas alternativas cabría denominarlas mejor como de "regulación" antes que de "legalización". Por tanto, estoy convencido de que si la opción fuera "regulación de la producción, distribución, venta y consumo" de cannabis y de todas las drogas, los resultados serían diferentes. 

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